Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas.

Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / E-ISSN 1851-9490 / Vol. 24 / Sección Dosier
Revista en línea del Grupo de Investigación de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas /
Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
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“Poner en molde”: Experiencias de exilio y des-exilio filosófico.
Dos testimonios

“Put in mold”: Experiences of philosophical exile and de-exile. Two testimonials


Adriana María Arpini

Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET);

Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza, Argentina.

Recibido: 29/05/2022

Aceptado: 12/07/2022


Resumen. Ponemos por escrito experiencias de exilio y des-exilio que forman parte de nuestra historia reciente. Los testimonios fueron obtenidos a través de entrevistas realizadas en al marco de un proyecto de investigación que busca construir, pieza a pieza una Historia de las ideas mendocinas, principalmente de las ideas filosóficas y educativas. Este escrito lleva, entre otros, el propósito de ofrecer materiales para interpretar el exilio de la filosofía.

Palabras clave. exilio, des-exilio, diálogo, oralidad, escritura.

Abstract. We write down experiences of exile and de-exile that are part of our recent history. The testimonies were obtained through interviews carried out within the framework of a research project that seeks to build, piece by piece, a History of Mendoza's ideas, mainly philosophical and educational ideas. This writing has, among others, the purpose of offering materials to interpret the exile of philosophy.

Keywords. exile, de-exile, dialogue, orality, writing.



Gran historia e historia mínima, sucesos político-militares y vicisitudes del clima se mezclaban y encendían la fantasía del público. Porque esta era la regla: narradores y escuchas se hablaban cara a cara. Los dos polos no estaban separados por el aparato técnico, incluso podían intercambiarse los roles. Esta es por otro lado la característica esencial de la historia oral, que constituye el punto de intersección, o bien la consciente mediación en la historia histórica y lo vivido en lo cotidiano (…) La paradoja de la historia oral es entonces intuible. Para ser conservada y comunicada, o al menos ser conocida, la historia oral debe ser escrita. (Ferrarotti, 1990, p. 17-18)

A través de entrevistas hemos accedido al relato oral de experiencias de vida acontecidas desde las últimas décadas del siglo que pasó. Experiencias que forman parte de nuestra historia reciente, marcadas por acontecimientos sociales, políticos, culturales. Signadas por el trauma, esas historias fueron silenciadas durante cierto lapso de tiempo, circulando, acaso, de boca en boca, en la privacidad y la confidencialidad. El acto de rememorar en el presente esas historias, para evitar que queden arrumbadas en el olvido, exige que sean “puestas en molde” [1] . Si bien es cierto que las experiencias traumáticas enmudecen, no es menos cierto que el esfuerzo de comunicarlas por medio de la escritura habilita la interpretación y con ella la posibilidad de otorgar nuevos sentidos y de enriquecer formas de auto y heterorreconocimiento.

Hemos apelado a la entrevista como una forma de acceder, a través del relato de los protagonistas, “cara a cara”, a conocimientos de una parte de nuestro pasado reciente. Acontecimientos referidos a la vida intelectual mendocina, a través de relatos en los que se aúnan las vivencias del viaje y del estar en el propio lugar. (Cfr. Benjamin, 2019) La visualización de tales relatos singulares ofrece un plus de sentido en la medida que en la narración de la experiencia singular se condensan las contradicciones de una época, y se da a conocer como historia alternativa frente a la historia periódica, positiva (Cfr. Ferrarotti, 1990).

En esta ocasión apelamos a los testimonios de dos de nuestros entrevistados [2] , Daniel Prieto Castillo (General Alvear, 1942) y María del Carmen “Puly” Schlardi (Maipú, 1947). Ambos egresaron de la Carrera de Filosofía de la Universidad Nacional de Cuyo en 1967 y 1970 respectivamente.

La docencia fue actividad principal de ambos. Se desempeñaron en los tres niveles. Daniel Prieto fue maestro rural, periodista y profesor universitario. “Puly” Schilardi enseñó en el nivel medio y en la universidad. También se volcaron a la investigación y la escritura. Sus aportes en la docencia universitaria de grado y posgrado son significativos en el campo de la comunicación y la educación en el caso de Daniel, y de la filosofía del derecho y análisis del lenguaje jurídico por parte de “Puly”. Nos lo relatan de la siguiente manera:

– Empecé a trabajar de maestro en el año ‘61, en Lavalle –dice Daniel Prieto–. Ahí descubrí mi profesión hasta ahora: educador. Y en el ‘65 entré al diario Los Andes, en mi vida había pensado en ser periodista, no importa por qué entré, pero entré y ahí comencé a descubrir a Mendoza. Hacer recorridas por departamentos, me cambió la vida y me cambió mi destino filosófico, en el sentido de hacer otras cosas que no son las típicas de un profesor de filosofía. Me cambió porque al poco tiempo de estar ahí, al año, me pregunté ¿qué es esto que hago? Y como tenía el antecedente de mis griegos y latines, me empecé a dar cuenta que ahí había algo importante, de la retórica y todo esto. Entré al campo de la comunicación social, hasta ahora. Las dos patas de mi camino fueron la educación y la comunicación.

– Esos temas me acompañaron toda la vida, y fue todo búsqueda en Europa, en México, en distintos lugares. Empezaba a avanzar en lo que se llamó la búsqueda de un nuevo orden de la información y la comunicación, con las quejas a los grandes monopolios internacionales de la información. (…) Entonces yo terminé escribiendo varios textos sobre estos temas: Retórica y manipulación masiva, Discurso autoritario y comunicación alternativa [3] , varias cosas sobre esa temática que no he abandonado nunca. (…) Hay que insistir en ello, el trabajo textual y el trabajo sobre el propio lenguaje. Meterse al texto, pero a la vez trabajar en la escritura. (…) Por eso siempre me entusiasmó Simón Rodríguez cuando hablaba de Patria y lengua. La manera de fundar la patria es también con la lengua. [4] (Entrevista DP)

La experiencia de “Puly” tiene muchos puntos de convergencia con las de Daniel:

– Mi historia académica y laboral tiene dos momentos: uno hasta el año ‘75 y otro a partir del año ‘85. Eso también marcó una serie de cosas. Yo estaba trabajando, como alumna vocacional, en una adscripción con Ceriotto [5] . Trabajaba Merleau Ponty. Cuando fallece Ceriotto, en el ‘73, quedé desamparada. (…) Pero también se cruza con toda la época de cambios en la facultad. Roig estaba [como Secretario Académico] en el Rectorado, Bazán era Secretario Académico de la facultad de Filosofía, y entonces yo casi no me di cuenta que estábamos embarcados en todos los cambios en la facultad. Entonces me planteé, sigo trabajando en Contemporánea, pero me vuelco hacia América latina. Comencé a trabajar con Roig, alcancé a tener un año y medio de las becas de iniciación en la investigación del CAPI (Comisión Asesora para Promoción de la Investigación) [6] , trabajaba la idea de América en pensadores contemporáneos, empecé con el siglo XX y luego comencé a ir para atrás. Entonces me inscribí en el Doctorado, en el año ‘74, en la misma Facultad. [7] También ahí, el Departamento de Filosofía jugaba un papel muy importante en todo el cambio.

Comenzó su trayectoria como docente universitaria junto a Daniel Guillot [8] en la cátedra de Historia de la Filosofía Contemporánea. También trabajó con Enrique Dussel en el curso introductoria de la Filosofía que se implementó a partir de la reforma del plan de estudios en 1974.

Ambos entrevistados se involucraron en la transformación universitaria que comenzó a gestarse en 1973 y que, a pesar de su corta duración, aportó una mirada renovada de la vida universitaria, valorada con posterioridad. En especial la reforma de los planes de estudio en la Facultad de Filosofía y Letras, es recordada por Daniel Prieto de la siguiente manera:

– Cambiamos todos los planes en el ‘73. (…) con Carlos (Bazán), decíamos que hay algo en el filósofo que es la gestión, la práctica, quizá en mis opciones está el hacer cosas en la realidad, (…) creo que la función del filósofo es también involucrarse. ¿En qué podía involucrarme yo? En cuestiones pedagógicas. Es en lo que me he involucrado toda la vida. (Entrevista DP)

– Y en Filosofía y Letras, Arturo era Secretario Académico de la Universidad, entre el ‘73 y el ‘75, se intentó el sistema de áreas, [que] trataba de morigerar la dureza de las cátedras. (…) Era una búsqueda en el sentido de una nueva organización, una nueva manera de ver el trabajo en las aulas y de pensar juntos. Arturo sabía lo que hacía (…). Onofre Segovia, fue el decano de Filosofía en ese momento. (…) Me parece que esa figura es la de un hombre con una serenidad, una ecuanimidad, que atraía a esta gente, a la que le parecía que había un ataque, que iba a destruir la civilización occidental empezando por la Facultad de Filosofía y Letras, y llamarlos, hablar, conversar, dialogar. En ese espacio estaban Carlos Bazán de Secretario Académico, Sara Bonardel de Secretaria Estudiantil, y se creó una Dirección de Comunicación que dirigía yo. La Dirección de Comunicación dijo: –señores, el que quiera comunicar que venga a comunicar. Se imaginan que en aquel tiempo no eran ni siquiera fotocopia, eran cuadernillos. Empezamos siendo 3 y terminamos siendo 13 o 14, no dábamos abasto. Allí le publicamos a Oward Ferrari, De porqué el marxismo se come a los niños [9] , y a gente que estaba totalmente en contra, como Luis Campoy [10] . Es decir que mientras que esta gente sentía que había un avasallamiento, que iba a destruir todo, desde el punto de vista de tener abiertos camales para que cada uno opinara, nunca hubo algo así en la facultad como en ese momento. La oficina fue cerrada, el personal que era propio de la universidad lo redistribuyeron y sacaron los muebles. Estaba en el subsuelo, dejaron el local vacío… Para mí, la exorcizaron en algún momento. Fue notable, la limpiaron, una cosa muy demostrativa. (Entrevista DP)

En efecto, entre 1973 y 1975 se intentó poner en funcionamiento una nueva organización de los estudios superiores e impulsar una pedagogía universitaria que respondiera a las demandas del momento, especialmente a la afluencia masiva de jóvenes a las Universidades. Todo ello en el contexto de un despertar de la conciencia de dependencia y del reconocimiento de los vínculos históricos y culturales que unía a nuestro país con el resto de América Latina. El sustrato filosófico-pedagógico de tales transformaciones fue construido a partir de la necesidad de superar una visión simplificadora de la educación, sobre la cual se proyectaba el funcionamiento de la estructura de la familia. Proyección que, en función de un supuesto biológico, colocaba al educando en posición subalterna respecto de la función modélica del padre o maestro. Estos debían criarlo, alimentarlo, encaminarlo, en una suerte de repetición de lo mismo, en un ciclo deshistorizado y destinado a repetirse. En su lugar se proponía una visión enriquecedora de la educación, en la que la historización de las relaciones pedagógicas colocaba al niño o al joven en el lugar de lo nuevo, abierto a innúmeras posibilidades. Se partía de la confianza en la capacidad autoformativa de educandos y educadores en diferentes situaciones de aprendizaje en las que los educandos aprendían de los educadores y estos de aquellos, y ambos entre sí, haciendo del hecho educativo un espacio de creación y liberación, abierto a la novedad de la alteridad. Tales propuestas pedagógicas contaban con una rica historia en el país, y en Mendoza, entre cuyos antecedentes cabe mencionar el movimiento de la Escuela Nueva, la implementación de prácticas alternativas de autogobierno escolar por parte de Carlos Norberto Vergara, la Reforma Universitaria del ’18. Asimismo, hay que señalar que la construcción del nuevo enfoque filosófico-pedagógico se construyó en diálogo con propuestas que le fueron contemporáneas, como las de Paul Freire, Darcy Ribeiro, Augusto Salazar Bondy, Ivan Illich, Ezequiel Ander Egg. Todas las cuales acentúan el hecho de que la relación educador-educando es diferente de la que existe entre sujeto y objeto. Ambos son sujetos, diferentes, y a su turno estudiantes y enseñantes. Desde esta perspectiva se confió en que una transformación en la estructura administrativa del sistema de cátedras, favorecería la renovación de las relaciones pedagógicas.

– Era una búsqueda en el sentido de una nueva organización –dice Daniel–, una nueva manera de ver el trabajo en las aulas y de pensar juntos. (…) Era un momento muy especial, pero ya había movilización estudiantil, había discusión al interior del departamento. (…) Nosotros fuimos un grupo de personas que creíamos y seguimos creyendo que los seres humanos con los que trabajamos se merecen una educación un poco distinta. Cuando uno se lanza en esa dirección tiene un par de problemas fuertes: hay que fundamentar la propuesta, lo cual es un esfuerzo de trabajo [teórico], de lectura, etc., pero hay que gestionarla, es decir, hay que hacerla posible. Por eso la charla con Carlos [Bazán] [11] , también el quehacer filosófico tiene que ver con la práctica. (…) Desde que me llegó la invitación de ustedes para esta entrevista, yo le estoy dando vueltas al asunto, porque qué les puedo decir, si yo no me he dedicado a la filosofía. Pero quizás en la gestión uno pone en juego viejos postulados filosóficos. Eso me estoy esclareciendo un poco ahora. Por ejemplo, cuando nos dejaron afuera a todos, eso fue en marzo del ‘75, nos quedamos todavía aquí hasta fines del ‘75, organizamos un seminario [12] . Ya no estábamos en la gestión, pero seguíamos estudiando, preparábamos temas. (Entrevista DP)


 “En el ’75 quedamos todos afuera”: Exilio exterior e interior


El término “exilio” alude en primera instancia a la expulsión o separación de una persona de su propio país, definitiva o temporariamente, por motivos ligados a la supervivencia. Hablar de “exilio interior” puede parecer una contradicción, sin embargo la expresión refiere la situación de quienes permanecen confinados dentro de las fronteras nacionales, sometido a restricciones que conllevan la pérdida de la pertenencia. En la mayoría de los casos la situación de exilio involucra la proscripción de la palabra, por el ejercicio de la censura sobre lo que se puede decir o hacer en relación con la cultura, la prensa, la educación. El exilio argentino de los ’70 estuvo signado, de un lado, por el ejercicio sistemático de la violencia de Estado, y del otro lado, por la experiencia del desarraigo para quienes debieron dejar el país y del silencio de quienes permanecieron en el ostracismo interno. Hubo también un “exilio de la filosofía”, en la medida que el diálogo, la reflexión y el ejercicio crítico estuvieron ausentes de sus ámbitos institucionales habituales. Sin embargo, la práctica filosófica maduró desde el exterior, desde los márgenes, provocando búsquedas y aperturas más allá de la violencia uniformadora y doctrinaria. (Cf. Arpini, 2020)

Cabe recordar que en el espacio universitario mendocino, en enero de 1975 asumió como rector de la Universidad Otto Herbert Burgos; la secretaría académica estuvo a cargo de Luis Campoy y como decano de Filosofía y Letras se designó a Julio Argentino Bartolomé Torres. El mandato era llevar adelante la limpieza ideológica de las universidades conforme a los preceptos de la Misión Ivanissevisch, de formar estudiantes cristianos, nacionalistas y antimarxistas; prohibir el funcionamiento de centros de estudiantes y cesantear al personal que pudiera resultar sospechoso, especialmente a quienes estuvieron involucrados en las transformaciones de los planes de estudio y de la pedagogía universitaria. (Cf. Molina Galarza, 2014). “Puly” describe esta vivencia de la siguiente manera:

– En el ‘75 quedamos todos afuera.

– El ambiente de lo que sucedía en Mendoza, en el país, era todo un contexto que se esperaba que pasara cualquier cosa. Daniel Prieto, que también era el Director de la Escuela de Periodismo, tenía mucha información que venía del ámbito educativo fuera de la Universidad. Había venido el Interventor [13] . Tuvimos una reunión –casi kafkina– con el interventor que era peronista, pero del ala derecha. Recuerdo que estaba María Victoria [14] , con quien hice también amistad bastante importante. Eso fue al inicio del ‘75. Quedó claro que iban a pasar cosas drásticas. A los interinos se les renovaba las designaciones todos los años el mismo día, en marzo. Así que sabíamos que en marzo iba a pasar algo. Yo daba clase en el secundario, recuerdo que ese día me llamó Arturo, para decirme que tenía que pasar a notificarme de la resolución por la que no se me renovaba la designación. Esa tarde fuimos algunos de nosotros juntos, era en una oficina de la facultad nueva, se armó una cola, pasamos uno por uno. En esa gran cantidad de gente que no renovaron designaciones, el porcentaje más alto era del Departamento de Filosofía. Y a los pocos meses fue la echada de Arturo [Roig] y Carlos [Bazán]. Yo todavía estaba con la beca, así que seguí trabajando con la beca [hasta que] me llamaron de la Secretaría Académica del Rectorado para comunicarme que no podía seguir con Roig, pero antes de que yo tomara alguna decisión, el Prof. Pró se había ofrecido a continuar con la dirección de la beca. Pero yo renuncié, no tenía posibilidades de entrar en la Facultad. (…) Seguimos un tiempo con un Seminario en que trabajamos con mucho apoyo y la cobertura de Mauricio López [15] , por fuera de la Facultad. Eso se mantuvo hasta que echaron a Arturo y Carlos. Porque entonces, todos los que pudieron se fueron al exilio.

– En el año ‘75 es como que acabó todo. Yo me dediqué al secundario donde podía. Cuando estuve en condiciones económicas retomé los idiomas, especialmente el alemán. (Entrevista PS).

Estas últimas palabras de “Puly” Schilardi marcan una interrupción “en el año ’75 es como que acabó todo”. La intervención de las universidades durante el lapso que Oscar Inanissevich fue Ministro de Educación (1974 – 1975) anunció anticipadamente lo que vendría con el golpe cívico-eclesiástico-militar. No sólo consolidó la ofensiva contra lo que se dio en llamar “la izquierda universitaria”, sino que vació y silenció las aulas de toda posibilidad de diálogo, de debate de ideas, de ejercicio filosófico. En este sentido es posible afirmar que no sólo los filósofos e intelectuales padecieron el exilio en el propio país o en el extranjero, sino que la misma Filosofía, como una práctica dialógica, interpretativa y crítica, quedó exiliada. Si, como afirma Ferrarotti, la narración de la experiencia personal, aun siendo la de un solo individuo, condensa los procesos históricos de una época, entonces, los relatos de “Puly” y Daniel sintetizan la experiencia del exilio en las dos modalidades que adquirió entre 1975 y 1983, exilio interior y exterior, respectivamente. Los años indicados son aproximativos, pues en muchos casos se inició antes y se prolongó más allá del retorno de la democracia en el país, como sucedió en ocasiones con la misma práctica filosófica. Con esto queremos señalar que en muchos casos la filosofía, el diálogo filosófico, estuvo ausente de los espacios institucionales por los que debería circular. Y lo estuvo más allá de las fechas que marcaron la vuelta a la democracia y la normalización de la universidad. En su lugar se instaló algo parecido al adoctrinamiento, a la repetición escolarizada de conceptos y a la deshistorización del pensar.

La experiencia del exilio interior de “Puly” Schilardi es la de un corte abrupto. Por su parte Daniel Prieto Castillo recuerda la suya, en el exterior, de la siguiente manera:

Me fui en diciembre del ‘75, fue un período de muchísima formación. (…) Llegué a México, con mi bagaje de comunicador. Enrique [Dussel] ya estaba trabajando en una universidad, me dijo: –yo hablé con la gente, pero tenés que ganártela. Me pidieron una conferencia. Hablé de análisis del mensaje. (…) La experiencia fue en un área de Diseño. En la Universidad Autónoma Metropolitana de Azcapotzalco, tenían diseño industrial, gráfico, arquitectónico y urbano. Entonces querían un trabajo en equipo, era un departamento. ¡Queríamos departamentalizar aquí, y fuimos a caer en un departamento formado en México! Allí hacía falta un comunicador y caí justo. Empezó un período de formación. Dentro del Departamento teníamos un Seminario, éramos unas 35 personas, durante dos años de ese seminario salieron tesis doctorales, libros, nos juntábamos a reflexionar cada tercera semana, era maravilloso. (…) Fue un impacto enorme en cuanto a contexto intelectual y aprendizaje. Esa experiencia duró hasta el ‘82. Después vinieron otros lugares, estuvimos 5 años en Ecuador y como 4 años en Costa Rica. Ahí yo hice todos los cursos de Estudios latinoamericanos, fue una experiencia muy linda, [pero] nunca entregué la tesis. Nos fuimos a Ecuador y ya no hice la tesis. Tengo una Doctorado Honoris Causa que me dio la Universidad Simeón Cañas de Medellín, en Colombia. Así que había varios frentes, me gustaban los temas de comunicación, de educación, de filosofía. Ahí empecé a escribir como loco, hasta ahora. (…) Y sí, en México: debates, reuniones, gente opinando, contradiciéndose. Un mundo completamente diferente. (…) Comencé nuevamente la gestión. Los últimos años en México estuve metido en una Maestría en Comunicación Educativa, y en Ecuador, en CIESPAL (Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina) ahí dábamos cursos para toda América Latina, no le llamábamos Semiótica sino Análisis del mensaje, era más cercano a los comunicadores. Pero ya entró toda la línea de planificación de la comunicación, comunicación institucional, comunicación y vida cotidiana. [16] . (Entrevista DP)


Des-exilio: volver a la vida democrática, volver a la Universidad


Volver no es fácil, puede ser tan traumático como partir y/o quedar silenciado. No se vuelve al mismo lugar, ni a la misma situación. Las cosas han cambiado, también los sujetos. Hay que reubicarse, redefinirse, reconstruirse. Con el retorno a la vida institucional en el país y la normalización de las Universidades, se abrió cierto horizonte de expectativas. La posibilidad de retomar estudios, retomar la docencia universitaria, profundizar e innovar en líneas de investigación frente a las demandas del momento. En esa coyuntura nacional y personal fue posible para nuestros entrevistados realizar el duro trabajo de llegar a expresarse con voz propia. El primer paso, en el caso de “Puly”, fue concretar los estudios doctorales:

– Mi esposo, Roberto Bárcena, se había presentado a una Beca Externa de CONICET (…) Entonces, en el año ’84, estuvimos partiendo para Madrid. (…) En ese momento estaba Agoglia [17] en Madrid, nosotros lo habíamos conocido en la Universidad en Ecuador. Agoglia me conectó en Madrid con Carlos París [18] . Había sido el primer decano electo de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid, que se creó en las últimas épocas del franquismo y que era la facultad, la universidad de izquierda –digamos así–, todas las universidades Autónomas se crearon en la última época del franquismo y tenían una cierta apertura. Al principio yo tomé cursos con él, y después viendo que la beca de Roberto iba para dos años, vi la posibilidad de inscribirme en el doctorado. (…) Había que hacer cursos monográficos que llevaban un año y medio de presencia. Ahí es cuando Carlos París me dice: –con latinoamericana yo no puedo, y usted acá tampoco tiene … Entonces yo dije de un viejo tema por el que tenía afecto …, fue así que trabajé sobre Merleau Ponty. París era profesor de Antropología, pero también hacía filosofía de la ciencia. Buscamos algo que no estuviera trabajado, finalmente el eje fue la discusión sobre la ciencia en Merleau Ponty. Hice los cursos ‘84 y ‘85. Terminé la tesis en el año ‘89, en que me fui con una beca externa de CONICET a Madrid a terminar la tesis y en febrero del ‘90 la defendí. (Entrevista PS)

– Vuelvo [a Mendoza y a la Universidad] más o menos en octubre del año ‘85. Ya se había producido la incorporación de algunos docentes en Ciencias Políticas. Siendo Rector Luis Triviño, y Secretaria Académica María Victoria Gómez de Erice. En el año ‘85 están todos los concursos efectivos de FFyL, entonces yo me presento al concurso para la adjuntía de Filosofía Contemporánea –fue épico ese caso. A la titularidad se presentó Víctor Martín [19] . Con toda una carga, porque entre medio de todo eso Miguel Verstraete [20] había ocupado todos los espacios [que quedaron libres con el proceso]. En ese momento la Decana era Elia Ana Bianchi de Zizzias. [21] En el jurado estuvieron: Pró, Albizu y Espinosa. El resultado fue adverso, para ambos. (Entrevista PS)

– Coincidió que sobre fines del ‘85 se crea esta facultad (de Derecho). A principios del ‘86, una de las que asesoraba en cuestiones didácticas y pedagógicas era Olga Medaura. Nos avisó a varios que presentáramos Currículum. Entonces entré en la Cátedra [de Introducción a la Filosofía] a partir del ‘86. Con todos los avatares: estábamos en los Maristas [22] , miles de alumnos, había 3 cátedras. Yo circulé por todas las cátedras. Hasta que la cosa más o menos se estabilizó. [Quedé] definitivamente con Norma Fóscolo [23] . Ella estuvo aquí bastante tiempo. Cuando le ofrecieron la exclusiva en Ciencias Políticas, se fue. Entonces me pusieron a cargo, era también la época del rectorado de Bertranou, que no tenía mucho interés en sostener esta facultad, así que en el ínterin me presenté a un concurso de titular en Antropología Filosófica en la Facultad de Educación Elemental y Especial. (Entrevista PS)

En el caso de Prieto Castillo, el retorno fue más tarde y estuvo vinculado a la renovación de la gestión y la función de educador:

– Fueron muchos años fuera de la Universidad hasta volver acá. Digamos, desde el ‘83 al 2004 yo estuve fuera de la Universidad. Porque estuve en organizaciones más chicas, estábamos todo el día trabajando, produciendo, pensando, no teníamos el peso de la academia. Estábamos muy acostumbrados a esa libertad, que también se vivía en México, en realidad en la UAM porque era una universidad nueva. (Entrevista DP)

– Cuando regresamos definitivamente a Mendoza, en el ‘93 para el ‘94, en el 94 me hice cargo de la Secretaría Académica con Armando Bertranou como Rector (…) [Un día] le fui a decir –Armando, ¿qué vamos a hacer con la departamentalización? –Ni loco, no te metas con eso. –Algo hay que hacer. –Buscá otro camino. Así nació lo de la Especialización [24] . Lo que quiero decir que todavía aquello que nos costó en el año ‘75, seguía estando presente. (Entrevista DP)

El programa de Especialización en Docencia Universitaria, diseñado y puesto en funcionamiento por un grupo de docentes formados y conducidos por Daniel Prieto Castillo, constituye a nuestro juicio, un trabajo intencionado e intenso, que apuesta a la (trans)formación de las su(b)jetividades [25] de quienes intervienen en el hecho educativo; y de esta manera transformar la dinámica universitaria desde sus protagonistas. Fue creado en 1995 como un servicio de la Universidad a sus propios educadores, pero ya en 1998 se abrió a todas las instituciones de nivel superior. La fundamentación pedagógica se sostiene en el reconocimiento de la subjetividad de quienes participan del acto educativo, privilegiando el diálogo y la participación, como una forma de superar la tradición contenidista. La propuesta teórico-metodológica es la “mediación pedagógica” [26] orientada a promover y acompañar aprendizajes, impulsar transformaciones en las relaciones interpersonales, en las maneras de enseñar y de construir conocimientos, y de construirse a sí mismos como sujetos capaces de enfrentar y resolver problemas y situaciones. Más adelante, nuestro entrevistado vuelve sobre la “mediación pedagógica” y la práctica del “texto paralelo”.


Otra manera de encarar docencia e investigación


“Puly” Schilardi acompañó a Prieto Castillo, como decente, en la implementación del programa de la Especialización. Pero, con apoyo en esa experiencia, sus contribuciones más importantes y de mayor creatividad, en la docencia y la investigación, las realiza desde la Facultad de Derecho, a propósito de plantearse de qué manera contribuir desde la Filosofía en la formación de futuros abogados:

El primer desafío fue cómo sostener una Introducción a la Filosofía en la Facultad de Derecho, privilegiar y sostener las posturas teóricas que teníamos, pero sin embelezarnos con una especie de introducción como las de la Facultad de Filosofía. En España, uno de los cursos que había tenido fue sobre la Teoría de los actos de habla, con uno de los referentes de Filosofía del lenguaje más importantes de España. Entonces la cuestión de la Filosofía del lenguaje, que a mí siempre me había rondado, incluso en las épocas de Ceriotto. Al volver Arturo, que ya estaba en el CRICYT [27] , larga ese seminario sobre Filosofía del lenguaje, yo ya venía con eso, hice algunos trabajitos con Arturo, que le gustaron. Entonces, la línea que encontramos con Norma Fóscolo fue meternos a trabajar un análisis del discurso desde posturas filosóficas. Es una temática bastante compleja, que a los abogados les interesa, pero que la solucionan siempre por el lado de la lógica, y especialmente de la lógica clásica, el silogismo, etc. Entonces, una línea de trabajo que abrimos fue esa, el análisis del discurso jurídico, lo trabajamos desde distintas posturas. (Entrevista PS)

El esfuerzo de abrir una línea de trabajo que permita abordar el discurso jurídico quedó plasmada en un libro producido colaborativamente por Norma Fóscolo y María del Carmen Schilardi, publicado por la editorial universitaria con el título Materialidad y poder del discurso. Decir y hacer jurídicos [28] . Dicho libro ha sido considerado como muestra de madurez de la recepción del “giro lingüístico” en Mendoza. [29] Sus aportes van más allá de la especificidad del discurso jurídico, en la medida que se pone el acento en los “actos de habla performativos” los cuales circulan en la vida cotidiana haciendo posible la intersubjetividad. Así, frente a la fragmentación del lenguaje y a licuación de la su(b)jetividad, se rescata tanto el discurso como el sujeto de discurso. Las autoras se posicionan en una teoría del discurso, demandante de una ampliación metodológica, que recurre al ensamble de la lingüística con las ciencias sociales, a fin de encarar el entramado de voces del discurso jurídico. De este modo se considera al derecho como una práctica social específica, en la que se condensa la conflictividad social de un determinado momento histórico. (Cf. Fóscolo y Schilardi, 1996, p. 121)

La investigación en este terreno prosiguió:

– Con los subsidios de la Secretaría de Ciencia y Técnica. Eso se juntó con un Proyecto de CONICET que dirigía Norma sobre el discurso de los movimientos de Derechos Humanos en Argentina. De ahí salió otra publicación de las dos por la EDIUNC [30] . Esa vía de trabajo yo la seguí manteniendo después que Norma se fue. Desde el ’87 (…) hemos tenido ininterrumpidamente proyectos de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad. Era un grupo muy interdisciplinario, de abogadas jóvenes que habían sido alumnas nuestras, y ahora son juezas de familia, con toda la nueva Ley de infancia, adolescencia y familia. Entonces hicimos investigaciones con trabajo empírico sobre infancia y adolescencia en Mendoza, la función del cuerpo de mediadores, la mediación judicial y todo eso. Y en determinado momento yo retomo una línea que tiene que ver con la discusión acerca del binomio legalidad / legitimidad, en vistas de reformularlo y en cierta forma destruirlo y trabajar desde otro lado. En estos momentos estamos trabajando la legitimidad desde un lugar exterior al sistema mismo, empezamos modificando la tensión alma / cuerpo por vida / cuerpo. Estamos trabajando mucho la noción de vida. También desde lo jurídico, con análisis de fallos y demás. (Entrevista PS)

– Los libros que publiqué han sido con Norma, de los proyectos. O para llenar un vacío aquí en esta Facultad [de Derecho], que tengo que reconocer que se transformó en mí facultad. Se abrió un espacio importante con el tema de Epistemología, metodología e investigación en Ciencias Jurídicas. Entonces entró Consuelo “Cony” Ares, a quién siempre le interesó lo epistemológico, hizo la maestría con Samaja. De allí salió un libro de la EDIUNC sobre ciencia y derecho [31] y eso es una inserción importante aquí para todo lo que es doctorado, maestrías, cursos. (Entrevista PS)

– Un poco al margen, de lo que ha significado esta facultad para mí, en la anterior gestión fui Secretaria de Posgrado, creo que fui la única en ocupar un cargo así sin ser abogada. (…) Trabajamos mucho en el Doctorado personalizado, muy bien armado. Una Maestría en Magistratura y Gestión Judicial, que lleva muchísimos años y con apoyo en el Poder Judicial. Logramos la aprobación de una Maestría en Derecho de agua, también armamos y quedó aprobada por CONEAU una Maestría en Derecho laboral. Hay muchas diplomaturas, desde que el rectorado las habilitó. También armamos una maestría en Derecho penal y ciencias penales, la dirección es Omar Palermo y Diego Lavado, que es bastante diferente de las que existen [en el país]. En la Maestría Judicial [32] que es Especialización y Maestría, es donde tengo un Seminario sobre discurso jurídico. (Entrevista PS)

El aporte más significativo de Daniel Prieto Castillo fue la creación y permanente reinvención de la Especialización en Docencia Universitaria. Acerca del método de trabajo se explaya en la entrevista:

– Ahora está muy de moda el aprendizaje colaborativo. Eso eran los Seminarios. Eran Laboratorios para los científicos “duros” y el Seminario para nosotros. El primer Laboratorio multidisciplinario se funda en 1903, en EEUU, en una de las sedes de al General Electric, un alemán lo funda, traen gente que podía pensar desde distintas miradas y [organizan] el Laboratorio. A eso se refería Truman cuando decía que tenían Laboratorios. [En nuestros Seminarios el método] es ponerse a pensar juntos, es maravilloso eso. (Entrevista DP)

– Pero hay otras dos cosas más, el método comunicable y el método en educación. Yo ando diciendo por ahí que en lo personal no he inventado ninguna teoría pedagógica, ni pienso inventarla. Nunca he buscado una pedagogía que lleve mi nombre, pero tengo un método. La Especialización en Docencia Universitaria se basa en lo que llamamos nosotros el “texto paralelo”. Lo definimos hace tiempo con Francisco Gutiérrez Pérez, consiste en un seguimiento y un registro del aprendizaje a cargo del propio aprendiz. Entonces en la Especialización hay que hacer cuatro textos, uno por módulo. Si cada uno tiene unas 90 páginas, al cabo de la especialización tienen unas 300 o 400 páginas, en unos 18 meses. (…) Es un método, pero un método vacío, es una estructura, la llena usted. (Entrevista DP)

[En] un material que acabamos de sacar Construirse para educar. Caminos de la educomunicación (la palabra está de moda), queda más claro que no formamos a nadie. El texto empieza con esa carta de Bolívar a Simón Rodríguez, donde le dice: “Usted formó mi corazón para la libertad, maestro”. Entonces preguntamos ¿y si no lo formó nada? Porque si Rodríguez formó a Bolívar, entonces tendría que haber formado otros bolívares, pero formó uno sólo. Entonces Bolívar traía otras cosas que no sólo le formó Rodríguez. Entonces otra vez el método, eso sí, sin duda, el método como recurso pasivo: esto es lo que nosotros le decimos que puede ser, cómo lo llenen ustedes, es problema suyo. Es un tema que sí me interesa mucho a mí. (Entrevista DP)

En efecto, el texto publicado en Chasqui, n° 135, es una reflexión acerca de lo que se da por supuesto en al término “formación” y de lo que escapa a tales suposiciones. La reflexión se inicia a propósito de las palabras de Bolívar a su maestro y prosigue en diálogo con Simón Rodríguez. No es que éste haya formado –en el sentido habitual del término– a Bolívar, “lo que ocurrió –dice Prieto– fue un encuentro entre dos seres extraordinarios; no nació el revolucionario de las lecciones y sentencias del maestro, en todo caso este pudo colaborar, en momentos cruciales de la existencia, con la construcción de alguien de tamaña dimensión humana y política” (Prieto Castillo, 2017, p. 20-21). Se trata de hacer centro en el aprendiz, que tiene la posibilidad de apropiarse del maestro, al mismo tiempo que pone de sí, desde su contexto y sus experiencias, desde la complejidad de su propia existencia. La pregunta, entonces es “¿qué tipo de construcción necesita un educador?” (Id., p. 22) Porque no se trata de tener mucho que decir, no sólo el contenido, sino la forma de decirlo. Se trata de ir más allá del trámite de la lectura y la escritura para gozar del lenguaje, para dar sentido al discurso. Por eso, “para acompañar aprendizajes” es necesario “construirse en clave comunicacional”.

Dos conceptos, que al mismo tiempo son prácticas, resultan indispensables para tal construcción: “mediación pedagógica” y “texto paralelo”. Una mediación es pedagógica cuando promueve y acompaña la tarea de construirse y apropiarse del mundo y de uno mismo desde el umbral del otro, sin invadir ni abandonar; y culmina cuando el otro ha desarrollado lo necesario para seguir por sí mismo. En esa tarea se distinguen tres instancias: “la mediación de los contenidos, de la forma y de las prácticas de aprendizaje, todo ello atravesado, sostenido y recreado por un intento de comunicabilidad” (Id., p. 26). El texto paralelo es un recurso para “el seguimiento y registro del aprendizaje a cargo del propio aprendiz (…) sobre la base de la confluencia de las tres instancias de mediación”. (Id., p. 27) Pero ¿cómo superar la exterioridad del texto?

– Ese es un tema precioso. Una de las prácticas es “mediar con toda la cultura”, significa que un educador tiene para su tarea de mediar pedagógicamente toda la cultura del ser humano y la personal. Entonces le decimos ¿podría usted proponerle una práctica a los estudiantes desde otra disciplina que no sea la suya? (Entrevista DP)

En síntesis, se trata de un método vacío, de un poner en movimiento. “No somos ni predicadores de ideas y vidas ideales, ni dueños de una teoría pedagógica. (…) el texto paralelo es, en el ámbito del impulso a la relación comunicación y educación, un método pedagógico, es decir un camino en el marco del mayor compromiso de un educador: promover y acompañar aprendizajes” (Id., p. 30).

Nuestro diálogo con Daniel y “Puly”, los relatos del exilio y de los motivos que lo causaron, así como sus experiencias del retorno, ofrecen claves para una forma creativa de práctica de la filosofía. Una práctica dialógica y contextualizada, cuya principal característica está dada por un trabajo sobre el lenguaje –la comunicación– a través del cual se construye la propia su(b)jetividad y la de quienes intervienen en el diálogo, ya sea en la actividad de docencia, de investigación o de gestión. Señalamos, también, el sentido terapéutico del diálogo en relación con el exilio, tanto si se trata del exilio de las personas, del exilio externo o interno, como si se trata del exilio de la filosofía. La cual cobra vida en el diálogo. Esta práctica filosófica que se realiza a través de la comunicación cara a cara, permite transitar de la historicidad de lo cotidiano a la gran historia mediante otro recurso del lenguaje: la escritura. Para ser conocida y conservada, la historia oral debe ser escrita –nos dice Ferrarotti–. Para no quedar enmudecidos por el trauma, para no perder la facultad de intercambiar experiencias –Benjamin–, es necesario ejercitar la facultad de narrar, retomar los diálogos silenciados durante el prolongado exilio que sufrió la Filosofía entre nosotros. Para ir más allá de la repetición de lo mismo, del silenciamiento de las diferencias, del adoctrinamiento, de cierta crítica descontextualizada y anémica, es necesario realizar el trabajo de “poner en molde” las narraciones de quienes nos arriman las experiencias recogidas de los viajes, mezcladas con las historias de la propia comunidad.


Bibliografía


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[1] La expresión “poner en molde” es usada por Bartolomé de Las Casas cuando decide publicar, sin autorización del Papa ni de la Corona, su Brevísima relación de la destruición de las Indias: “Y parecióle cosa conveniente ponella en molde …” (Las Casas, 1992, p. 6)

[2] Las entrevistas de llevaron a cabo en el marco del Proyecto de Investigación “Filosofía y Educación en Mendoza: materiales para una Historia de las ideas mendocinas”, auspiciado por la Secretaría de Internacionales, Investigación y Posgrado (SIIP) de la UNCuyo durante el bienio 2019-2021. El equipo técnico encargado de llevar adelante las entrevistas estuvo integrado por Andrés Pérez Javaloyes, Leonardo Visaguirre, Carla Prado, Nadya Marino, Carelí Duperut, Fernando Ramírez, Juan Ramaglia. El material fílmico y grabaciones de las entrevistas se encuentran bajo la custodia de del Instituto de Filosofía Argentina y Americana (IFAA), Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo.

[3] Cf. Prieto Castillo, Daniel (1978). Retórica y manipulación masiva, Ed. EDICOL, México. Reediciones en editorial Premia, también de México (cinco ediciones). --- (1979). Discurso autoritario y comunicación alternativa, Ed. EDICOL, México. Reediciones en Editorial Premia (cinco ediciones). Más información sobre las publicaciones de Daniel Prieto Castillo en: https://prietocastillo.com/libros (09/10/2021)

[4] Cf. Prieto Castillo, Daniel (1987). Utopía y comunicación en Simón Rodríguez, publicado en tres países, Ecuador por CIESPAL, Venezuela por la Academia Venezolana de la Lengua, 1988, y Bolivia por el Sindicato de Periodistas, 1989.

[5] Cf. Ariño Leyden, Jerónimo, (2022); Jalif de Bertranou, Clara Alicia (2018).

[6] El CAPI era una dependencia de la Universidad encargada de impulsar las actividades de investigación, luego se transformaría en el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Cuyo (CIUNC), hasta que adquirió rango de Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado (SECTyP). Actualmente es la Secretaría de Internacionales, Investigación y Posgrado (SIIP).

[7] A partir de 1973 en el marco de los cambios académicos producidos en el ámbito de la Universidad y especialmente de la Facultad de Filosofía y Letras, con Arturo A. Roig y Bernardo Carlos Bazán a cargo de la Secretaría de Asuntos Académicos del Rectorado y de la Facultad respectivamente, se promovió la investigación y los estudios de doctorado. Así desde fines de 1973 y durante 1974, una línea de acción fue efectivizar la inscripción en estos estudios habilitados según Res. Nº 35/65 del Consejo Directivo de la Facultad. En 1974 conformamos un grupo de cursantes del Doctorado en el Departamento de Filosofía que sosteníamos un seminario de intercambio de avances en nuestros estudios, cuando los estudiantes de fuera de la provincia viajaban y lo hacían con regularidad. (Aclaraciones de “Puly” Schilardi sobre los estudios de Posgrado)

[8] Daniel E. Guillot, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, realizó la traducción y el estudio introductorio del libro de Emmanuel Levinas, Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad, cuya primera edición en castellano es de 1977 por la editorial Sígueme. Tras la muerte de Carlos Ludovico Ceriotto en 1973, fue profesor de Historia de la Filosofía Contemporánea en 1974.

[9] Ferrari, Oward (1973). El marxismo se come a los niños. Los fundamentos filosóficos y políticos del marxismo. Mendoza, Cátedra de Filosofía de la Hisotria, Facultad de Filosofía y Letras. Más información en: https://www.mendoza.conicet.gov.ar/portal/incihusa/ novedades/index/el-marxismo-se-come-a-los-ninos-la-obra-de-oward-ferrari

[10] Puede referirse a la reimpresión para uso de cátedra del texto de Luis Campoy: Grupos culturales criollo y no criollo: disponibilidad para el cambio y niveles de movilización y desarrollo. La investigación original data de 1971 y existe un ejemplar disponible en Bibliotecas de la UNCUYO.

[11] En varias oportunidades durante la entrevista Prieto Castillo hace referencia a Carlos Bazán, filósofo medievalista reconocido internacionalmente por sus aportes a los estudios sobre Sigerio de Brabante y Tomás de Aquino, fue Secretario Académico de la Facultad de Filosofía y Letras entre 1973 y 1975; período durante el cual se implementaron importantes transformaciones en los planes de estudio y en los criterios de pedagogía universitaria. Cf. Fóscolo, Norma (2018).

[12] Se refiere a los seminarios organizados en el marco del Centro de Investigaciones Latinoamericanas, creado por iniciativa de Mauricio López con apoyos económicos que él mismo gestionó. El Centro tuvo una vida efímera porque varios de sus integrantes debieron salir al exilio, mientras otros permanecieron en el exilio interior. Cf. Paredes, Alejandro (2018), “Investigar fuera de la universidad: el Centro de Investigaciones Latinoamericanas y el apoyo de Mauricio López a profesores mendocinos cesanteados durante los gobiernos peronistas de los setenta”, en Cuyo. Anuario de Filosofía argentina y americana, vol. 35, 2018, pp. 123-143. Disponible en: https://revistas.uncu.edu.ar/ojs/index.php/anuariocuyo/article/view/3411/2459 (10/10/2021).

[13] Se refiere al Decano Interventor en la Facultad de Filosofía y Letras, Julio Argentino Bartolomé Torres.

[14] María Victoria Gómez de Erice (Mendoza, 1941) Profesora de Letras y Dra. en Semiótica por la Sorbona. Ingresó en la UNCUYO en 1958, fue cesanteada en 1975 de las Facultades de Filosofía y Letras y Ciencias Políticas y Sociales. Con el regreso de la democracia y la normalización de la Universidad, obtuvo por concursos cátedras en las Facultades de Ciencias Políticas y Sociales y Educación Elemental y Especial. Fue la primera mujer Rectora de la UNCUYO en 2002.

[15] Cf. Paredes, Alejandro (2018).

[16] Cf. Prieto Castillo, Daniel (1983), “Radiodrama y vida cotidiana”, en la colección Materiales de Trabajo, publicación realizada dentro del Proyecto de Cooperación Técnica de CIESPAL y Radio Nederland Training Centre, bajo el auspicio del Ministerio para la Cooperación al Desarrollo del Reino de los Países Bajos, Quito, Ecuador.

[17] Rodolfo Agoglia (San Luis, 1920 – Buenos Aires, 1985). Se graduó como Profesor de Filosofía en la UBA, en 1945. Enseñó Filosofía Moderna, Lógica y Filosofía de la Historia en las Universidades Nacionales de La Plata, Cuyo y del Sur. Fue dos veces Decano y Rector de la UN de La Plata, donde impulsó una reforma educativa. Durante su exilio ecuatoriano, fue Profesor Principal del Departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias Humanas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, donde se doctoró en 1978.

[18] Carlos París Amador (Bilbao, 1925 – Madrid, 2014). Filósofo y escritor. Catedrático de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Valencia (1960-1968). Profesor Emérito de la Universidad Autónoma de Madrid y en dos oportunidades Presidente del Ateneo de Madrid. Autor de profusa obra en la que aúna ciencia y filosofía.

[19] Víctor Martín Fiorino, Profesor de Filosofía, Obtuvo el grado de Doctor por la Universidad católica de Lovaina. Es Doctor Honoris Casa por la Universidad Alonso de Ojeda de Venezuela. En ocasión de realizarse en Mendoza el ciclo Conversaciones con Filósofos mendocinos dictó la conferencia “Fronteras actuales de la ética Aplicada. Disponible en: https://bdigital.uncu.edu.ar/fichas.php?idobjeto=2343 (24/10/2021)

[20] Miguel Verstraete egresó como Profesor de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO, donde ocupó las cátedras de Introducción a la Filosofía e Historia de la Filosofía Contemporánea. Fue Decano electo en 1986, cargo que ocupó por sucesivas reelecciones hasta 2002.

[21] Elia Ana Bianchi de Zizias egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO como Profesora y Licenciada en Filosofía. Enseñó Metafísica y ética en la misma facultad, de la que fue Decana Normalizadora. Durante su decanato se creó la carrera de Ciencias de la Educación.

[22] Al crearse la Facultad de Derecho funcionó en un edificio que había sido la escuela de los Hermanos Maristas, ubicado en la Avenida San Martín al 800.

[23] Cf. Arpini, Adriana (2022).

[24] Se refiere a la Especialización en Docencia Universitaria. Cf. https://ffyl.uncuyo.edu.ar/estudios/posgrado/102 (22/11/2021)

[25] Introducimos el paréntesis en la grafía del término su(b)jetividad con el propósito de dar a entender que se trata de un trabajo de autoformación y autorreconocimiento, que involucra tanto la dimensión interior –subjetiva– como el hecho de devenir sujetos socio-históricos. Ambas dialécticamente coimplicadas.

[26] Cf. Gutiérrez Pérez, Francisco y Daniel Prieto Castillo (1993), Mediación pedagógica. Apuntes para una educación a distancia alternativa. (Segunda Edición), Ciudad de Guatemala, Instituto de Investigaciones y Mejoramiento Educativo (IIME), Universidad de San Carlos de Guatemala.

[27] Arturo Andrés Roig fue Director del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CRICyT) entre 1986 y 1989.

[28] Cf. Fóscolo, Norma y Schilardi, María del Carmen (1996). Materialidad y poder del discurso. Decir y hacer jurídicos. Mendoza, EDIUNC. Ver también nuestro trabajo a partir de la entrevista con Norma Fóscolo y René Gotthelf (Arpini, 2022).

[29] Cf. Roig, Arturo Andrés (1997). “La recepción del «giro lingüístico» en Mendoza. Sus orígenes y sus problemas considerados a propósito del libro Materialidad y poder del discurso. Decir y hacer jurídicos”. En: Cuyo. Anuario de filosofía argentina y americana, n°14 (1997), pp. 131-144.

[30] Cf. Fóscolo, Norma, Schilardi, María del Carmen y otros (2000). Los Derechos Humanos en la Argentina. Del ocultamiento a la interpelación política. Mendoza, EDIUNC.

[31] Cf. Schilardi, María del Carmen, Ares de Giordano, C., Chantefort de Valenzuela, P., Poquet, H., Rodríguez, A., & Ruggeri, M. D. (2000), Ciencia y Derecho: La investigación jurídica. Mendoza: EDIUNC.

[32] Se refiere a la Maestría en Magistratura y Gestión Judicial, antes mencionada.