Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas

Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / E-ISSN 1851-9490 / Vol. 26 / Sección Comentarios de libros
Revista en línea del Grupo de Investigación de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas /
Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
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tapa libro:La filosofía argentina a mediados del siglo XX. Figuras, temas y perspectivas

La filosofía argentina
a mediados del siglo XX

Figuras, temas y perspectivas

Marisa Muñoz y Aldana Contardi
Buenos Aires, Prometeo, 2022. 414 pp.

Identificador ORCID del autor Esteban Gabriel Sánchez

Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre NuetrAmérica "José Martí" (CEINA),

Universidad Nacional del Sur (UNS); Argentina.

estebansanchez88@hotmail.com

Identificador ORCID del autor Marina Patricia Verdini Aguilar

Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre Nuestra América "José Martí",
Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el Estudio de la Deuda Pública (RICDP),
Universidad Nacional del Sur, Universidad Salesiana; Argentina.

mveragui@gmail.com


La filosofía argentina, durante la segunda mitad del siglo XX, atraviesa en un proceso de constitución y consolidación como campo disciplinar en las universidades nacionales. Dicho proceso trajo aparejado la conformación de un canon filosófico en el cual, diversos personajes, fueron presentados como referentes indiscutidos de la disciplina mientras que otros/as fueron relegados/as y ocluidos/as. La codificación de las presencias y las ausencias en el territorio del filosofar argentino no fue ajena a las tensiones y disputas del devenir histórico continental. En ese devenir histórico las reflexiones filosóficas no sólo buscaban comprender las realidades sino también aspiraban a influir en la propia historicidad.

La historiografía del territorio filosófico argentino se compone de una mixtura de tonos, colores e intensidades que exhiben su carácter heterogéneo. Quien quiera adentrarse en este territorio lo encontrará plagado de figuras, temas y perspectivas. El libro La filosofía argentina de mediados del siglo XX, editado por Marisa Muñóz y Aldana Contardi, se propone recorrer las geografías inexploradas como también revisitar zonas significativas del filosofar propio. 

A lo largo de tres momentos cada capítulo procura “volver sobre la textualidad filosófica de mediados del siglo pasado con nuevos equipajes hermenéuticos que han propiciado, en no pocos casos, nuevos desvíos y recorridos inéditos por nuestra cultura filosófica, literaria y político-social.” (Muñoz, M. y Contardi, A. 2022, 16). De esta manera los nodos enunciados en el subtítulo -figuras, temas y perspectivas- orientan el itinerario de la indagación filosófica realizada y nos permiten transitar por los claroscuros del saber filosófico argentino.

La primera sección, Cultura filosófica y filosofía universitaria, atiende a la normalización del saber disciplinar así como, también, a formas otras de reflexión filosófica. Inicia la propuesta Ricardo Ibarlucía con el capítulo “Autonomía y funcionalidad del arte en Estética operatoria en sus tres direcciones de Luis Juan Guerrero”. En el mismo, Ibarlucía aborda la producción estética del filósofo argentino a partir de una selección de obras que abarca el periodo comprendido desde los años ‘30 hasta los escritos póstumos. Analiza las tendencias alienantes de la sociedad occidental y reflexiona sobre la función social del arte contemporáneo en vistas a la posibilidad de superación de dichas tendencias reificantes.

Por su parte en “Una filosofía que quería tocar la calle: Delfina Varela Domínguez de Ghioldi”, Gerardo Oviedo recupera los desarrollos teóricos de la filósofa y militante socialista. Varela Domínguez de Ghioldi se distanció del modelo académico normalista de Francisco Romero para repensar la cultura nacional y reconstruir desde un horizonte ético las ideas filosóficas argentinas. Oviedo señala que la propuesta de la filósofa no está exenta de contradicciones: plantea una filosofía que se atreve a habitar la calle, en contacto con lo popular que impugna, a la vez, al peronismo como modelo social y lo entiende en tanto una filosofía regresiva.

Marisa Muñoz en “Metafísica y mística en Macedonio Fernández: adunaciones de una fantasía almista” recorre el ensayo filosófico del escritor argentino y busca indagar sobre las profundidades de la experiencia metafísica macedoniana. La editora muestra que dicha experiencia no se encuentra escindida de una teoría de la psiquis, como sostenían los enfoques cientificistas positivistas. Muñoz destaca que, frente a tales teorías, Macedonio revela la importancia de la inadecuación, de la extrañeza, de las percepciones en la psiquis humana para la reflexión metafísica. La ensayística intenta confluir en la identificación entre la mística y la metafísica como forma de acceso a una experiencia afectiva eminentemente humana.

Lo expuesto en “Amor y experiencia de la alteridad en Miguel À. Virasoro” a cargo de Florencia Salazar reconstruye el pensamiento del filósofo argentino a lo largo de la década de 1940 y señala, específicamente, dos modalidades de la noción de amor. Zalazar indica que la primera entiende la experiencia amorosa como disposición subjetiva hacia la alteridad, relacionada al concepto de ágape. A partir de 1949, la segunda modalidad resulta de la reelaboración del vínculo amoroso asociada a la concepción platónica de eros. Como explica la autora, las mutaciones enunciadas por Virasoro responden a un escenario político atravesado por el universo discursivo del peronismo.

Por otro lado, Grisel Garcia Vela en “Angélica Mendoza. Escritura filosófica en los años de formación académica” indaga en la trayectoria académica y militante de la filósofa mendocina. El estudio expone los vínculos existentes entre la formación teórica de Mendoza y su experiencia político-partidaria. La primera se desarrolló en la facultad de Filosofía y Letras de la UBA entre 1920 y 1940, años en los que se acercó a autores como Descartes, Spinoza y Dewey y, al mismo tiempo, al pensamiento y acción de figuras como Rosa de Luxemburgo y Lenin; la segunda estuvo signada por las diatribas militantes del comunismo argentino. El capítulo nos acerca a los estudios de Mendoza en el ámbito de las Ciencias de la Educación -con énfasis en los aportes de John Dewey-, estudios orientados por la búsqueda incesante de la transformación social.

“Vicente Fatone: tramas conceptuales en la experiencia mística”, de Silvana Benavente, transita por las configuraciones de la experiencia mística para comprender, de modo superador, el dualismo sujeto-objeto en vínculo con la temporalidad. Benavente reconstruye el diálogo de Fatone con Eckhart, Plotino, el budismo, entre otros, dando cuenta del acercamiento del filósofo a tradiciones tanto occidentales como orientales. La mentada experiencia permite una aproximación a la interioridad y remite a una perspectiva de conocimiento de la temporalidad como un presente eterno. La autora recupera, en el filosofar de Fatone, la experiencia mística anclada en un descentramiento del yo que posibilita el acceso al presente-ahora.

Noelia Gatica presenta “Experiencia, existencia y alteridad en Rodolfo Agoglia”. En este texto la autora elabora una minuciosa exégesis conceptual de las categorías de Agoglia. Retoma la crítica y la denuncia que el filósofo argentino realiza al quehacer filosófico normalizado en tanto este pivotea entre tendencias idealistas y positivistas. Desde la perspectiva de Gatica, Agoglia cuestiona las prácticas académicas que legitiman diversos modos de dominación. En consecuencia, la tematización de la alteridad pone de manifiesto no sólo una reconstrucción del pasado sino también una perspectiva que actualiza el historiar filosófico. Dicha operación incide en el compromiso histórico del trabajo intelectual como praxis problematizadora, como praxis de denuncia a la totalidad vigente.

El último capítulo de esta primera sección se encuentra a cargo de Adriana Arpini quien propone “La ‘marcha de la filosofía’ en América Latina a través de la correspondencia entre Francisco Romero y Francisco Miró Quesada Cantuarias”. Tomando como fuente las misivas intercambiadas entre los filósofos latinoamericanos durante el periodo 1940-1961, la investigadora plantea un análisis centrado en ‘rescatar’ los puntos de convergencia entre ambos, así como las divergencias en torno a la función del filosofar latinoamericano. Al seguir el hilo del diálogo epistolar, Arpini expone cómo los itinerarios filosóficos de ambos intelectuales se encuentran permeados por los procesos políticos de sus respectivos países. Conjuntamente pone de manifiesto que el quehacer de dichos filósofos, no exento de contradicciones, impacta en sus coyunturas políticas y académicas. En esta línea, la autora da cuenta que la labor editorial realizada por Romero y Miró Quesada contribuye a la construcción y consolidación de un canon filosófico normalizador.

En la segunda sección, Políticas filosóficas: tramas y lecturas, las investigaciones indagan los diversos modos de abordaje de la cultura argentina.

Abre esta segunda parte el texto “Mito, memoria y nación en Carlos Astrada. La Filosofìa entre la proliferación poética y la praxis histórica” a cargo de Juan Ramaglia. Su propuesta se encarga de descifrar los impulsos mítico-ontológicos que yacen en la filosofía existencial del filósofo argentino. El abordaje elegido recorre las desventuras de la concepción del sujeto en El mito gaucho a través de los influjos de la tradición romántica. El autor pone en diálogo el pensamiento de Astrada con diversas figuras relevantes para la ensayística nacional -Sarmiento, Martínez Estrada, Horacio González- y expone cómo el intelectual cordobés atraviesa el desierto pampeano como terreno fértil para pensar la refundación de la cultura nacional.  

Luego, Marcos Olalla presenta “Juan Ramón Sepich Lange: mudalación hispanista del humanismo en el discurso integrista católico”. Olalla analiza minuciosamente la trayectoria intelectual y política de Sepich Lange entre los años de 1930-1950. Ofrece un estudio pormenorizado de los órganos y de las redes intelectuales de los que participa Sepich Lange como intelectual hispanista. En este sentido el filósofo mendocino da cuenta del devenir teórico-político del autor escogido al presentar las publicaciones en las cuales contribuyó, así como los congresos que contaron con su presencia. En el capítulo se revela que Sepich Lange con la aspiración de orientar los destinos políticos de la nación analiza la realidad del país considerando su dimensión ontológica y su dimensión histórica.

“Hernán Benítez en tiempos peronistas: existencialismo y cristianismo en la instauración de una filosofía justicialista” de Omar Acha propone el abordaje de la faceta filosófica del sacerdote jesuita entre 1945 y 1955. El historiador argentino brinda una aproximación a fuentes escasamente estudiadas como: “El drama religioso de Unamuno" (1949) y “La aristocracia frente a la revolución” (1953), y sostiene que Benítez articula una recepción tomista del existencialismo con la perspectiva política y social del primer peronismo. Acha encuentra en los escritos analizados una singular propuesta de Benítez: una filosofía compatible con los principios del movimiento justicialista.

María Luisa Rubinelli elabora el texto “Un continente herético. La ambivalencia de ciudadanía mimética y vida irredenta en Rodolfo Kusch”. La filósofa transita el itinerario kuscheano a través de diversos tópicos y categorías que resaltan la originalidad del pensar telúrico del intelectual argentino. La autora reconstruye, a través de la dicotomía de la civilización y barbarie, los entrecruzamientos de Kusch con tres figuras representativas de la cultura nacional: Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jaureche y José Luis Torres. Finalmente esboza líneas de continuidad en el pensamiento argentino y destaca la vigencia de la obra de Kusch.   

En “Filosofía, sentido y sujeto en la obra temprana de León Rozitchner” Cristian Sucksdorf toma como punto de partida que, según Oscar Masotta, el filosofar en  Rozitchner se enuncia de múltiples modos. El autor indaga en una selección de escritos tempranos, desde 1955 hasta 1963, y muestra que para el ensayista argentino resulta necesario reconocer y explicitar la politicidad de la filosofía en oposición a las tendencias academicistas que se presentan como “instancias puras del saber” (Sucksdorf, C. 2022, 242).

La contribución de Dante Ramaglia en “Presencias y ausencias en el Primer Congreso de Filosofía de 1949” reconstruye, detalladamente, los alcances y sentidos, temas, figuras y corrientes de un evento clave para la institucionalización de la filosofía en las universidades nacionales. En primer lugar, el investigador mendocino pone de manifiesto que las instancias académicas formales juegan un rol activo en su propio contexto político cultural. En esta línea, analiza las actas del mencionado evento y demarca sus claroscuros al exponer, por ejemplo, que la participación de las filósofas no fue numerosa, las referencias temáticas al marxismo fueron escasas y la teórica crítica de la escuela de Frankfurt también estuvo ausente.         

Concluye esta sección el capítulo “Arturo Andrés Roig: Lecturas y miradas al pasado intelectual” de Aldana Contardi. La editora bucea en una serie de escritos del filósofo mendocino entre 1959 y 1968. A partir del estudio de textos poco visitados por la crítica, la investigación versa sobre la conformación de la historia cultural en Mendoza elaborada por Roig. La riqueza analítica de la autora muestra que en el corpus seleccionado se pueden vislumbrar elementos que denotan la coherencia del filosofar roigiano como antesala de su pensamiento emancipador.

La tercera parte del libro, “Filosofía, literatura y política: entre desplazamientos, poéticas y tensiones” se encarga de tematizar entrecruzamientos fértiles que difuminan los límites disciplinares. Samuel Cabanchik inicia este apartado con el texto titulado “H.A Murena: una hermenéutica del silencio”. En su investigación el autor señala la complejidad de la ensayística de Murena, usualmente caracterizada como errante, dispersa. Dicha caracterización, lejos de ser un obstáculo, se convierte en una posibilidad fecunda para ahondar en la lógica inmanente del pensamiento del escritor. En esta línea el autor nos ofrece una guía para descubrir la unidad y sistematicidad del pensamiento del ensayista. Explora la potencia fundante del silencio en las reflexiones de Murena en tanto suelo nutricio para edificar la cultura nacional y americana.     

En “La imaginación corrosiva: el impacto sartreano en las biografías malditas argentinas” de Marcela Croce, la investigadora se desplaza por la producción intelectual de figuras destacadas de la revista Contorno. En tales desplazamientos pone de manifiesto el carácter productivo del influjo sartreano tanto en la prosa cómo en los ensayos de Oscar Masotta y Juan José Sebrelli. No obstante, las claras divergencias entre tales personajes, Croce destaca como núcleo común y orientador el horizonte del compromiso crítico en tanto imperativo de la labor intelectual en los años del desarrollismo argentino.

Por otro lado, Jerónimo Ariño Leyden comparte “En los contornos de la academia: Oscar Masotta y su lectura de Merleau-Ponty”. Ariño Leyden indaga en la interpretación realizada por Masotta en torno al fenomenólogo francés en el marco del periodo comprendido entre la década de los ‘50 y mediados de los ‘60. Durante aquellos años transcurre la institucionalización disciplinar de la Psicología, y en particular del Psicoanálisis de habla hispana, proceso en el que los aportes renovadores de Masotta cumplieron un papel destacado. El capítulo expone la fecundidad de una fenomenología del cuerpo vivido en la concepción de la subjetividad en Masotta. Asimismo, muestra en qué medida el rol del intelectual comprometido, característico del existencialismo francés, incidió significativamente en las reflexiones masottianas acerca de lo político en procesos tales como el peronismo y la Revolución Cubana.

En el ensayo “Encrucijadas discursivas: filosofía y literatura en Antonio Di Benedetto”, Sofía Criach Montilla se instala en la intersección de dos espacios del saber a fin de explorar, en la obra literaria del escritor cuyano, su potencia filosófica. La autora destaca, en la técnica literaria de Di Benedetto, la plasticidad visual como rasgo singular y también el papel de la imagen como vehículo de las intuiciones filosóficas patentes en el escritor argentino.

Nicolás Torres Giménez desarrolla “La libertad sartreana en la mirada de Carlos Astrada: cuando el infierno es la lectura de los otros”. El capítulo se centra en estudiar tanto los vasos comunicantes como las disidencias entre el autor de El mito gaucho y su par francés. En este sentido, el texto expone la disputa teórica en torno al concepto de libertad y opera en una doble dirección: en primer lugar, da cuenta de las limitaciones de la concepción sartreana de libertad desde la perspectiva del filósofo argentino y, en segunda instancia, reconstruye el planteo del “humanismo de la libertad” astradiano. 

Por medio de “Parodia y política en el teatro argentino de los años cincuenta” Marina Sarale se ubica en el periodo comprendido entre el peronismo y la Revolución Libertadora. El objetivo de la autora consiste en evidenciar cómo el teatro independiente porteño contribuye a, por un lado, manifestar problemáticas como la alienación y la pobreza y al mismo tiempo interpelar al espectador y convertirlo en un agente de la transformación social. Sarale se aproxima a obras de la época para mostrar, a través del análisis de distintos temas, los modos en los cuales el teatro independiente porteño reconstruye la cotidianidad del hombre contemporáneo por medio de la polaridad comedia-tragedia. En consecuencia, destaca el potencial liberador de un arte escénico comprometido.

Las líneas planteadas por Gastón Cottino en “Masotta, Borges y Lacan en la coyuntura de 1959. Los principios del psicoanálisis lacaniano en Argentina y algo que enseñarnos sobre la poética de la política” nos invitan a transitar el “bucle” (Cottino, G. 2022, 393) que intercepta filosofía, literatura y psicoanálisis. En esta dirección Cottino explora las condiciones que favorecieron tanto la emergencia como la pervivencia del psicoanálisis lacaniano en la cultura argentina. Al mismo tiempo se sitúa en una coordenada histórica concreta con el objeto de reflexionar en torno a trayectorias tan ricas como disímiles.

A modo de cierre, Luciana Hug Sonego en “Carlos Astrada: notas a la tensión temporal más allá de los límites corporales” nos propone discurrir por una selección de textos de carácter filosófico-literario. A partir de ellos, la autora plantea un ensayo que repara en las tensiones inherentes al pensamiento de Astrada en torno a la vivencia subjetiva de la historicidad. Hug Songego da cuenta de que dicha experiencia se encuentra asociada, en gran medida, a las preocupaciones del filósofo con respecto a la finitud del ser humano.

De esta manera, la publicación reúne una pléyade de autores/as -desde jóvenes investigadores/as hasta renombradas figuras académicas-, con el propósito de atender a los vínculos entre la labor intelectual y la acción política. La centralidad de este tópico hace evidente que la filosofía argentina no se encuentra ajena a las coyunturas políticas, sino que también aspira a transformar la realidad. En esta dirección nos interesa señalar que el libro incursiona en el territorio del filosofar nuestro y opera, no solo, sobre tramas y personajes señeros de la tradición filosófica nacional. Conjuntamente, bucea por los itinerarios de exponentes de la cultura argentina que interpelan y producen desde los márgenes. De este modo el libro efectúa una reparación historiográfica en la medida en que nos acerca, con profundidad y rigor, a las trayectorias de filósofas y filósofos que han sido relegadas y relegados a los ‘sótanos’ del filosofar. Así les invitamos a recorrer las páginas de una obra que constituye, sin lugar a dudas, un acto de justicia cognitiva.