Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / E-ISSN 1851-9490 / Vol. 26 / Sección Comentarios de libros
Revista en línea del Grupo de Investigación de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas /
Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
www.estudiosdefilosofia.com.ar / Mendoza / 2023 /
.
Elisabeth Roig 2022
Buenos Aires: CLACSO, 1634 p.
ISBN 978-987-813-323-2
Universidad
Autónoma de la Ciudad de México, México.
daniela.rawicz@uacm.edu.mx
La “biobibliografía anotada” elaborada por
Elizabeth Roig es, en principio, un libro de consulta. En una primera ojeada,
sus más de mil seiscientas páginas dan cuenta de dos cosas: la dimensión de la
obra de Arturo Andrés Roig (AAR), en extensión y profundidad, lo que nos
permite apreciar el tamaño de su legado; y la labor rigurosa, especialmente
creativa en términos metodológicos, realizada por la autora, lo que nos lleva a
sopesar la relevancia de este trabajo, publicado a cien años del nacimiento de
nuestro filósofo.
El libro está organizado en nueve partes,
ordenadas alfabéticamente. La parte A ocupa las primeras 500 páginas que
corresponden a su obra completa publicada. El criterio de la autora fue incluir
“año por año y por orden alfabético todo texto producido por AAR que haya
tenido circulación en medio determinado, no solamente universitario”, es decir,
todo tipo de textos académicos, periodísticos o de difusión masiva y documentos
institucionales. Además del trabajo escrito, incluye materiales audiovisuales y
participaciones radiales. Las siguientes partes que componen la obra
corresponden a entrevistas y notas periodísticas (B); manifiestos,
declaraciones y testimonios (C); tesis y proyectos de investigación dirigidos
por AAR (D); obra sobre y desde AAR (E); biografías del autor (F), índices de
nombres y títulos (G), anexos (H) y un epílogo dedicado a textos que quedaron
sobre su escritorio (I). Esta variedad de aspectos abordados convierte a este
trabajo monumental en una referencia ineludible para investigaciones, no sólo
sobre la vida y obra de AAR, sino sobre la historia de las ideas y la
filosofía, mendocinas, argentinas y latinoamericanas.
El trabajo abre con dos prólogos y una
introducción. En esta última, Elizabeth Roig indica que los más de dos mil
asientos bibliográficos consignados están construidos a partir de la lectura
cruzada de tres corpus fundamentales:
las publicaciones de AAR, su archivo personal y su correspondencia. Asimismo,
la obra se compone a partir de la articulación de tres criterios fundamentales:
el orden estrictamente cronológico en el que se registran los asientos
(deliberadamente no se propone una periodización); el examen genealógico,
elaborado a través de un sistema de cfr.
y de hipervínculos; y el sentido biográfico, construido a partir de las
anotaciones intercaladas en los asientos, donde se incluyen tablas de contenido
de los textos, resúmenes, dedicatorias, fragmentos de correspondencia recibida
y enviada por AARR, datos y documentos del archivo personal y familiar, pasajes
de los mismos escritos, notas manuscritas de AAR y vínculos al anexo
fotográfico. Si el registro exhaustivo de los asientos conforma una especie de
esqueleto de la obra, las anotaciones le ponen carne, piel y espíritu, la
llenan de vida, esto es, de historia e historias, de personajes, reflexiones y
afectividad. Como señala la autora, a partir de las claves aportadas por estos
textos complementarios, “los temas y problemas se van entrelazando en ella,
avanzan y retornan, en un fluir incesante junto con los contextos de
producción, editores, ciudades, marcos políticos, económicos, sociales y
vínculos diversos que mantuvo AAR a lo largo de su vida” (p. 29). En este
sentido es que se habla de una “biobibliografía”.
En el primer prólogo, Adriana Arpini ofrece
una iluminadora reseña biográfica que repasa la formación y la trayectoria de
Elizabeth Roig en los campos de la filosofía, antropología, musicología y los
estudios latinoamericanos, fuentes de la sensibilidad y las habilidades específicas
desplegadas en la elaboración de este libro: “escucha atenta, disposición
afectiva, curiosidad, percepción de los detalles, capacidad analítica, manejo
de la dimensión simbólica”, entre otras. A partir de la puesta en juego de
estos recursos, Arpini sostiene que en la obra se va construyendo una trama, de
tal forma que “el catálogo deviene en narración”, en la medida que la sucesión
de asientos bibliográficos puede ser leída como “relato de una vida, una obra,
una época con todas sus tensiones y conflictos, memoria de acontecimientos
pasados, análisis del presente y anticipación de novedades futuras”. En el
segundo prólogo, Raúl Daniel Escándar subraya la importancia de las
compilaciones bibliográficas (y las carencias de la región en esta materia), así
como la “abundancia de notas, aclaraciones, alusiones, inserciones, referencias
que la autora generosamente incluyó”. En suma, los tres textos de apertura
remiten al rasgo más sobresaliente del libro: se trata de una obra de consulta,
un catálogo bibliográfico, sí, pero de mucho más: es también la reconstrucción -a través de una vida y obra personal- de uno ¡o varios! “universos discursivos” epocales, con su
historicidad, conflictividad y proyección utópica. Así, a través de las páginas
vemos asomar, entre muchos otros, los debates sobre el sistema cátedras y de
áreas en la universidad, la problemática de la liberación nacional y
continental, las tensiones ideológicas del retorno del exilio (un “segundo
exilio”) en Argentina, el sentido de la democracia, la expansión del
neoliberalismo y la búsqueda de alternativas, las luchas por los derechos
humanos… ante los que AAR se posicionó como filósofo comprometido con su tiempo
y su sociedad.
Ahora bien, el trabajo de Elizabeth Roig no
se limita a documentar, proporcionar datos y contextualizar; en las decisiones
de inclusión, selección y recuperación, así como en los énfasis marcados en
notas a pie o en subrayados en negrita, puede advertirse una orientación de
lectura o una intencionalidad para visibilizar algunos rasgos significativos de
la obra de su padre. Un ejemplo emblemático tiene que ver con los orígenes del
interés de AAR por el pensamiento latinoamericano, asociado muchas veces a la
circunstancia del exilio, en los años 70. En contraste, Elizabeth Roig
documenta y pone particular énfasis en la temprana vocación de Roig por lo
americano cuyo origen ubica hacia 1957, con la publicación del trabajo Agustín Álvarez: sus ideas sobre educación y
sus fuentes. Este asiento bibliográfico (A/1957a) y el siguiente van
acompañados por numerosos e interesantes fragmentos de correspondencia del
periodo 1957-1959 (con Francisco Maffei, Diego Pró, Florencia Fossatti,
Ezequiel Martínez Estrada, Henrique González Casanova, Juan Carlos Torchia
Estrada, Leopoldo Zea, Coriolano Alberini) en los que AAR manifiesta su firme
interés en el pensamiento americano, incluso su intención de cambiar el tema de
su tesis doctoral (dedicada a Platón) y sus reiteradas gestiones para entrar en
contacto con José Gaos, Leopoldo Zea y Juan García Bacca en México.[1] Énfasis
similares pueden encontrarse cuando se trata de destacar su lectura particular
de la filosofía clásica, su posicionamiento crítico frente al
circunstancialismo y el historicismo gaosiano, su filosofía del sujeto
(concreto, corporal, social e histórico), su debate con los posmodernos, su
valoración de las mujeres que hacen filosofía o su interés por la lengua y
cultura de los pueblos indígenas, entre otros.
De las innumerables líneas de reflexión que
se desprenden del libro (la propia Elizabeth Roig sugiere varias en la
Introducción), quisiera destacar una que se hace evidente en el recorrido por
la obra. AAR fue en muchos sentidos un sembrador, un constructor, y su
trayectoria está marcada por ese rasgo. Esto implicó asumir tareas que excedían
con mucho el trabajo reflexivo y de producción solitaria propio del “filósofo”.
Por el contrario, le exigió involucrarse en la vida pública y política, así
como trabajar en colectivo, lo cual era, a su vez, una manera de encarnar una
concepción distinta de la filosofía, una “filosofía como función de la vida”.
Enraizado en Mendoza y proyectado hacia América Latina y el mundo, parece haber
actuado con particular conciencia de su papel intelectual en un medio (local y
continental) en el que casi todo estaba por hacerse, fiel a la premisa
hegeliana que escogiera alguna vez como epígrafe, según la cual “Los mismos
afanes y esfuerzos se producen en una pequeña ciudad que en el gran teatro del
mundo”.
Así lo atestiguan, por ejemplo, los
asientos que revelan su participación activa y constante en la vida política y
la consolidación institucional de la Universidad: por ejemplo, su actuación en
el naciente Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras
(A/1943); la redacción (como Secretario General de la institución) del Estatuto
Universitario (A/1960d); la dirección del Seminario de licenciatura de la FFyL
que marcó el comienzo de los estudios sobre pensamiento latinoamericano en la
provincia, en 1971; la creación del Jardín Maternal del Centro Regional de
Investigaciones Científicas y Técnicas cuando fue su director en los años 80
(B/2012q) o la creación dentro del CRICyT, del Instituto de Ciencias Humanas,
Sociales y Ambientales.
Por supuesto, esta faceta es ampliamente
reconocida en su labor en el campo de la historia de las ideas. En el libro se
destacan los ingentes esfuerzos de AAR dedicados a la búsqueda y acopio de
materiales sobre figuras olvidadas o desconocidas, la elaboración de
compilaciones y catálogos de publicaciones y autores, así como a la difusión de
la producción intelectual continental a partir del establecimiento de redes e
intercambios y la presencia en publicaciones clave. Para darnos una idea de
estos esfuerzos, en el apartado número 5 de la parte G (“Índices”) (p. 1465-1469),
encontramos un valioso “Índice de bibliografías y catálogos realizados por
AAR”, fruto de indagaciones en numerosos centros de documentación.
Pero quizá donde se revela con mayor fuerza
este rasgo es en su labor seminal como maestro y formador de investigadores. La
parte D registra las “Tesis y proyectos de investigación dirigidos por AAR”.
Siguiendo los temas de las investigaciones, las autoras y autores, los
integrantes de su equipo, y especialmente los resúmenes técnicos y pasajes de
los proyectos incorporados por Elizabeth Roig, podemos advertir que todos estos
trabajos se insertan en un plan más amplio, perfilado desde los inicios de su
trayectoria, que podríamos caracterizar (refiriendo lo consignado para el
“campo de aplicación” de uno de los proyectos) como de “reconstrucción crítica
de la memoria histórica nacional y continental” (DP/1989-1992). Desde esta
perspectiva, la parte E en la que se recupera buena parte de la “Obra publicada
sobre y desde Arturo Andrés Roig”, pero también los diversos anexos (parte H),
adquieren relevancia en la medida en que evidencian no sólo la fecundidad de su
pensamiento filosófico, sino su capacidad para generar comunidades de diálogo y
sumar a ese gran proyecto a distintas generaciones de estudiosas y estudiosos
de los más diversos campos (ciencias sociales, arte, geografía, arquitectura,
etc.), proyecto en que aparecen entrelazados familia, amistad y trabajo. Esto
es, proyecto de vida.
Así, leídas de manera articulada, como lo
sugieren los hipervínculos, las partes de esta obra tejida de manera paciente y
amorosa durante varios años por Elizabeth Roig, dibujan, en efecto, el perfil
de un empecinado filósofo de la esperanza, que se reconoció en los versos del
poeta mendocino Federico García Romeu:
Cuando este tiempo acabe
que no se olvide el martirio
de quienes exploraron Utopía.
Que su sangre y sus huesos
en luz o contraluz se extingan
mas no sin dejar una semilla
que invisible y secreta ante ojos crueles
arraigue en la Tierra Prometida.
Cuando este tiempo acabe
que no haya olvido
Finalmente, me parece un acierto que la
edición de la obra haya estado a cargo del Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales. La amplia circulación de su acervo, de libre acceso, así como el
interés sostenido por la divulgación del pensamiento latinoamericano lo
convierten en un espacio ideal para albergar esta obra necesaria.
[1] Así lo corroboran también varios pasajes de una carta
autobiográfica inédita incluida por Elizabeth Roig (F/1.1). En uno de estos
pasajes, en referencia a los estudios de posgrado realizados junto a su esposa
en Francia entre 1953 y 1954, AAR señala: “en el viaje de regreso, en medio del
océano, me hice el propósito de dejar la filosofía antigua y dedicarme a la
filosofía latinoamericana, a lo nuestro” (p. 1338).